Al servicio de la Caridad

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El justo se purifica en la prueba

Al rápido crecimiento y expansión, se suma pronto la dificultad, como signo no menos expresivo de la acción de Dios en la naciente comunidad. El Obispo de Chartres impide la filiación dominicana de la comunidad por el peligro Jansenista que en aquel momento se cierne sobre la Orden.

Marie Poussepin sabe que debe velar por la estabilidad de la "Obra de la Providencia" y que hace falta obtener su reconocimiento legal. Escribe a obispos, abogados, personas influyentes, que pueden elevar su voz ante las autoridades, se dirige al Rey Luis XV; insiste con claridad y firmeza, somete a juicio de quienes la conocen la finalidad de su obra, los procedimientos que emplea, la forma de vida de la comunidad. Cuando a petición del Parlamento y con miras a la aprobación de la comunidad, se pide información a los vecinos de Sainville sobre las ventajas e inconvenientes de concederla, es el Señor Cura Lamothe Lamyre, quien se expresa como el peor de sus enemigos. Declara que "levantan altar contra altar" por los servicios que prestan en la capilla y llega a dar falsos testimonios sobre su acción caritativa. Los mismos vecinos se encargan de desmentir estas apreciaciones.

La espera se prolonga por treinta años, durante los cuales Marie mantiene su confianza inquebrantable en Dios. Por fin, en marzo de 1724, el Rey firma la aprobación oficial de la obra que Dios ha bendecido. La fe de la Fundadora y su firme esperanza, vencen las resistencias.